UNIDADES DIDÁCTICAS

En España el respeto es revolucionario. Fernando de los Ríos.

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MANIFIESTO ELECTORAL DEL PARTIDO REPUBLICANO FEDERAL.

"El COMITÉ REPUBLICANO DE MADRID A LOS ELECTORES. Electores: designados por el sufragio de nuestros correligionarios para dirigir en Madrid las próximas elecciones que han de formular el pensamiento y la voluntad del país, dueño de su soberanía, nuestro principal deber es invocar el númen que nos ha iluminado en la oscuridad de la desgracia y nos ha sostenido en el esfuerzo del combate: invocar nuestros principios. Débiles, por ellos nos hemos hecho fuertes; oscuros, por ellos hemos adquirido en mayor o menor grado la estimación pública; escasos de instrucción, por ellos hemos avasallado la conciencia de las generaciones presentes; no menos escasos en número e importancia, por ellos hemos concluido llenando con las huestes de la libertad el país e influyendo soberanamente en todos los partidos.

Sean cualesquiera las descomposiciones y recomposiciones que los nuevos hechos traigan al partido democrático; sean cuales quiera los servicios, que nosotros reconocemos en aquellos de nuestros antiguos correligionarios, por tantos títulos ilustres, que, obedeciendo a errores gravísimos, aunque excusables por la nobleza de sus móviles, han pactado con partidos diversos y opuestos al nuestro, no ya una coalición en la esfera de los hechos y de la conducta que podrán justificarse por lo supremo de las circunstancias y lo grave de los peligros, sino una coalición de principios, absurda, imposible, cuya inutilidad demostrarán bien pronto crueles y merecidos desengaños; sean cualesquiera las fuerzas de descomposición, que nosotros declaramos grandes, la importancia de los que en este momento nos han abandonado, importancia excepcional, porque son los más elocuentes, los más ilustres, los más valerosos, los más fuertes, los más queridos y respetados de todos; eso no importa nada cuando algunos, siquiera sean los más débiles y oscuros, se quedan con los principios; porque no hay ningún hombre por grande, ninguno por fuerte, que tenga la estatura y la fuerza de una idea.

Y la idea capital de nuestro partido; aquella que resume todos nuestros principios; aquella que contiene todas nuestras reformas; la que grabamos en las Cortes Constituyentes sobre el trono, entonces poderoso, de Isabel II, hasta obligarlo a derrumbarse bajo su peso; la que sostuvimos en la prensa desafiando la recelosa censura de los fiscales y el látigo de los tiranos hasta lograr la absoluta libertad de la palabra; esa idea, a que no podemos renunciando sino renunciando a la vida; esa idea, que bien pronto hemos de ver aclamada por todos los españoles corno la única salvación de su independencia, es la idea de República.

Sí, la República es la forma esencial  de la democracia, como el cuerpo humano es la forma esencial de nuestra vida, como la palabra humana es la forma esencial del pensamiento. Pudo en otro tiempo, pudo en otras condiciones históricas, pudo la República contagiarse con el feudalismo, como se contagia la sangre con el aire apestado; pero hoy, después del advenimiento del pueblo y de su alianza con la libertad, hoy en América y en Europa sólo existe la democracia donde existe la República, y sólo se llaman partidos democráticos los partidos republicanos.

La monarquía es una institución de tal manera injusta, absurda, que donde existe, sólo existe para conservar algún privilegio, para sostener alguna iniquidad. Existe en Inglaterra para conservar la más insolente de las aristocracias y la más orgullosa de las iglesias; en Portugal, para subordinarlo a Inglaterra; en Bélgica, para subordinarla a Francia; en Grecia, para subordinarla a Rusia; en el Brasil, en las riberas del Nuevo Mundo, limpias de reyes, para sostener la infamia de la esclavitud y los crímenes de los negreros. Si hay algún país en el mundo que, llamándose República, guarde el bárbaro comunismo monástico de los siglos medios; si hay algún país, como el Paraguay, donde las libertades no hayan penetrado a través de las instituciones republicanas, la causa está en que ese país toma un nombre usurpado y guarda la base de la monarquía, su esencia; es incomprensible la viciosa vinculación del poder supremo en una familia, que impone sus privilegios como una marca deshonrosa de generación en generación, y trasmite la sombra de sus errores, como una herencia funesta, de siglo en siglo. Pero nosotros, españoles, nosotros hemos derribado todos los privilegios, y nada tenemos que temer, ni nada que esperar de la diplomacia europea. Nosotros hemos consumido este siglo, todo este siglo, en esfuerzos titánicos para derribar la monarquía. Tendiendo la vista por el largo martirologio de la libertad, recordando los nombres gloriosos de Lacy, de Riego, de Torrijos, de Zurbano, de Cámara, se descubre que sus verdugos fueron los reyes. Subiendo con el pensamiento a las épocas en que ganamos la libertad para perderla en seguida, se aprende que la ganamos siempre por el esfuerzo del pueblo y del ejército reunidos, y la perdimos siempre por las maquinaciones de los palacios conjurados contra nuestros derechos.

El nuevo monarca que busquemos de rodillas por el mundo; el nuevo monarca, engendro raquítico de una diplomacia enemiga en todas partes de la revolución, no nos deberá lo que nos debió Fernando VII, seis años de guerra con el extranjero; no nos deberá lo que nos debió Isabel II, siete años de guerra civil; no nos deberá los esfuerzos, los sacrificios que los otros reyes constitucionales nos debieron; y, por consiguiente, se creerá menos ligado aún que ellos a respetar nuestros derechos, tomándonos por los más desgraciados de todos los esclavos, por esclavos voluntarios, que apenas han conseguido su libertad, cuando la han abdicado a las plantas de un rey, y, para mayor ignominia, de un rey extranjero.

Los españoles todos, sin distinción de escuelas y partidos, saben que la solución que menos seguramente nos divide, la que más nos fortalece, la que conserva nuestra antigua independencia es la República: sí; la República que nos impedirá, después de tres siglos de extrañas dominaciones y extranjeras dinastías, ver este país de Daoíz y Verlarde, este país de Bailén y Talavera, este país de Gerona y Zaragoza, el modelo de pueblos independientes, el salvador de las nacionalidades libres, cayendo más bajo que Grecia y que Rumania en manos de la diplomacia europea, que se disuelve como se disuelven todos los cadáveres, al contacto del aire y de la luz de nuestro siglo.

Pero entre los españoles, aquellos que más deben desear la República y más repeler la monarquía son los españoles comprometidos moral y materialmente en la gloriosa revolución de setiembre. El pueblo no ha entendido derribar solamente una dinastía; cuando ha arrancado de los antiguos blasones el remate de la corona, ha querido pisotearla, y la ha pisoteado, para que no reapareciese jamás dignamente sobre ninguna cabeza. Los principios proclamados por la revolución: los derechos individuales, como leyes de todo organismo político; el sufragio universal, como origen permanente del poder; las libertades absolutas de imprenta y de reunión, como eternos tribunos armados de su reto moral contra todas las arbitrariedades del poder, son principios incompatibles con la monarquía. Y la prueba está en que, mientras existen todos en las dos Repúblicas-modelos que hay en el mundo, no existen en ninguna monarquía, ni en las más liberales; porque las absurdas monarquías democráticas, como la de Luis Felipe, apenas han nacido, cuando, por impulso fatal de su organismo, han devorado libertad y democracia.

La igualdad de derechos; la igualdad, que es el gran principio del partido democrático; la igualdad, que es la extensión de las libertades a todos los hombres; la igualdad no existe allí donde una familia amortiza las más altas magistraturas, las más trascendentales funciones sociales: la autoridad y el poder. La libertad, ese principio fundamental de la vida, la libertad se detiene ante un trono inviolable, irresponsable, hereditario, exceptuado de la crítica, puesto en esferas inaccesibles, limitando, por su propia organización y por sus atributos esenciales, todos, absolutamente todos los derechos, que se vuelven raquíticos, por desiguales, en cuanto no se extienden dentro de su espacio natural, de su forma propia, que es la República.
Por esta razón, así que el comité se ha reunido, así que sus individuos se han juntado merced al llamamiento de millares de sus correligionarios, se han decidido a proclamar por unanimidad como la idea capital de sus creencias políticas, como la forma inseparable de los principios democráticos, como la necesidad suprema del momento, como la consecuencia lógica de la revolución, como la idea que nos une a todos los pueblos y nos separa de todos los despotismos, como la solución inmediata que debemos sostener en la prensa, en los comicios, en el Parlamento, seguros de que su triunfo próximo y definitivo es indudable, se han decidido a pro-clamar la República. Con la República y por la República aseguraremos los derechos individuales, poniéndolos fuera del alcance de todos los poderes.

Con la República y por la República realizaremos constantemente el gran principio de la soberanía nacional, sin que lo limite ninguna institución, y sin que lo manche ningún sofisma.

Con la República y por la República el municipio recobrará su autonomía y la provincia sus condiciones de vida y de derecho en una amplísima descentralización. La República y sólo la República puede lograr que el Parlamento central salga inmediatamente del sufragio de todos los ciudadanos y el poder supremo del Parlamento, como ha sucedido en el periodo más glorioso de nuestra historia, durante las Cortes de Cádiz, que nos dieron libertad y patria, sin necesidad de esas presidencias, semejantes a las monarquías, y tentadoras para las desapoderadas ambiciones humanas. Con la República y por la República resolveremos el problema capitalismo de nuestro siglo, el problema que será su honra y su título de gloria en lo porvenir: la alianza inseparable de la democracia con la libertad.

La República nos dará las libertades que nos faltan y nos confirmará las libertades que hemos conquistado: la libertad de pensamiento y de conciencia, la libertad de enseñanza y de cultos, la separación radical entre la Iglesia y el Estado. La República nos dará, así para las elecciones de ayuntamientos como para las elecciones de diputados provinciales y de diputados a Cortes, el sufragio universal. La República asegurará el domicilio contra toda violación, la propiedad contra todo ataque, el trabajo contra todas las explotaciones y todas las servidumbres, el crédito y el comercio contra todas las artificiales barreras levantadas por los privilegios absurdos y el aislamiento monástico de las antiguas monarquías. La república asegurará la libertad de asociación con tal firmeza que los trabajadores puedan resolver por sí mismos, en el pleno goce de su dignidad y usando de todas sus libertades, el problema social que ha de elevar las clases desheredadas a las regiones de la verdadera vida.

La República es el Estado reducido a sus naturales límites y a sus funciones primordiales; la sociedad sustituyéndose a las arbitrarias leyes de los antiguos gobiernos, la pena de muerte abolida, el sistema penal reformado, las antiguas colonias tanto tiempo presas y explotadas entrando en su autonomía, el presupuesto rebajado en más de la mitad de su presente escandalosa cifra, las contribuciones indirectas abolidas, la deuda pagada religiosamente pero convertida a una sola clase, las quintas y las matrículas de mar Olvidadas para siempre, la realización completa de todo el programa democrático.

Y Como remate, como coronamiento de esta obra bendita, colocará inmediatamente la República el ara de la patria emancipada las cadenas de ochocientos mil esclavos; que no pueden continuar en la servidumbre desde el momento en que se caiga la clave de todas las injusticias, la esperanza de las restauraciones monárquicas.

 Electores: ya os hemos dicho nuestro programa, que debéis acoger, no por las oscuras personas que lo firman, sino por las claras ideas que lo enaltecen. Id con él, abrazados a él, sin transacciones debilitan, sin complacencias que matan la energía de los partidos; id con él a las urnas y depositar a favor de él vuestro voto, seguros de que salváis la patria, y con la patria Europa, y con Europa el mundo, cansado ya de llevar en su conciencia los restos podridos de la monarquía y de la teocracia. Contémonos, republicanos; sepamos cuántos somos, y sepa el mundo que aquí hay muchos ciudadanos que no están dispuestos a renunciar a su soberanía, ni a doblar la rodilla y la espina dorsal ante ningún rey de la tierra, ni a convertirse de libres en cortesanos.

Pero, electores, id a las urnas con la calma de los valientes, con la seguridad de los fuertes, respetando el derecho de todos, para que todos respeten vuestro derecho. Desde que cayó la monarquía antigua, a pesar de los votos del gobierno provisional por traernos otra quimérica, la verdad es que estamos en República. La legalidad es la República; el gobierno es republicano, porque ha recibido su investidura del pueblo, y sólo ante la representación del pueblo deberá dar cuenta de su política y de sus actos, y porque sobre él no se alza ninguna de esas coronas reales que matan a los gobiernos populares con su sombra. Lo que esta República necesita es ser legitimada por el voto de la Constituyente, y establecida, organizada por leyes tan sencillas como sabias. De suerte que hoy, electores, lo conservador, lo esencialmente conservador es la República; mientras lo anárquico, lo desordenado, lo perturbador es la monarquía.

Así, mientras las libertades de reunión y de asociación existan, mientras la imprenta sea libre, mientras el sufragio universal no se falsee ni se limite, mientras los derechos individuales, en fin, se vean respetados, importándonos poco los hombres y los partidos que gobiernen y los errores secundarios que cometan; debemos encerrarnos dentro de la legalidad y legalmente difundir nuestros principios.

Por lo mismo vuestro comité os encarga el deber más completo, el mantenimiento de la tranquilidad pública a toda costa y a todo trance. El pueblo que, teniendo el derecho de reunión, la libertad de imprenta y el sufragio universal, apela a los tiros y no a los votos, apela a las armas y no a las ideas, ese pueblo es un pueblo suicida. Las sociedades no pueden vivir en una perturbación continua. El derecho no se puede exigir sino cuando no se cumple el deber. Los ciudadanos jamás verán respetadas sus libertades, si no comienzan por respetar ellos primero la autoridad. La historia enseña que es fácil conquistar la libertad y difícil conservarla.

La historia enseña que muchas veces se ha perdido tan precioso bien por la inexperiencia de los pueblos y, no lo dudéis, los que os inciten al desorden, a la rebelión, quieren perderos. Y nosotros os excitarnos al orden y al respeto a la autoridad, nosotros que remos salvaros. Es un axioma, que nunca nos cansaremos de repetir, el siguiente: cuando se pone a una sociedad en la dura alternativa entre la anarquía y la dictadura, opta, guiada de instintos conservadores incontrastables, opta siempre por la dictadura. Tengan hoy los gobiernos, en medio del oleaje de las libertades públicas, una seguridad que jamás tuvieron bajo el capricho de los monarcas, y habremos salvado la patria y habremos hecho indispensable la República.

Electores: calma, tranquilidad, orden, respeto a todos los derechos, apoyo a toda autoridad legítima; ejercicio pacífico de todas las libertades; observancia escrupulosa de la moralidad pública; horror al criminal que ataque el orden cubriéndose con apariencias tribuno; mucha madurez política, y cuando se convoquen las Constituyentes, enviad diputados que digan: queremos salvar la república, porque todos la hemos conquistado con nuestro valor; queremos conservar la república, porque todos la hemos merecido por nuestra prudencia.

Salud y fraternidad.
Madrid 17 de noviembre de 1868.
Presidente, José María Orense. Vicepresidente, José Cristóbal Sorní. Blas Pierrad, Estanislao Figueras. Emilio Castelar. Francisco García López. Roque Barcia. Juan Pico Domínguez. Diego López Santiso. Ramón Chíes. León Taillet. José Benito Pardiñas. Pedro Pallares. Cesáreo Martín Somolinos. José García Cabañas. Santiago Gutiérrez. Valentín Corona. Diego María Quesada. Francisco Córdova y López. Ángel Cenegorta. Eusebio Freixa. Adolfo Joarizti. José Guisasola. Secretarios, Ceferino Tresserra. Antonio Orense. Julio Vizcarrondo. Federico Ordax Avecilla.

FUENTE: La Igualdad 18 de noviembre de 1868.

CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN EN ESPAÑA 1808-1833.






  TEMA DE CLASE   




  ESQUEMA-GUIÓN  



- Inquietud de la monarquía ante la revolución francesa.
- Floridablanca y el cordón sanitario contra la Revolución Francesa.
- La quiebra de la monarquía absoluta. 
- La batalla de Trafalgar. 
- Nelson, Trafalgar y el honor ingles. 
- El proceso de El Escorial. 

CRISIS DE LA MONARQUÍA ABSOLUTA DE  1808.

- El motín de Aranjuez. 
- Abdicación de Carlos IV. 
- Las abdicaciones de Bayona. 
- Napoleón y los motivos de la expedición a España. 
- El papel de Napoleón en la crisis dinástica de los Borbones. 
- Tratado de Fontainebleau.
- Reflexión de Jovellanos sobre las causas y efectos de la insurrección antifrancesa (1808).

GUERRA DE INDEPENDENCIA

- Orden de Murat de 2 de mayo de 1808. 
- Bando del alcalde de Móstoles. 
- Reflexión de Jovellanos sobre las causas y efectos de la insurrección antifrancesa (1808).
Manifiesto de la Junta Provincial de Sevilla (6-VI-1808)
- Catecismo español. 
- Texto historiográfico. El hambre en La Mancha y la Guerra de Independencia.
- La guerrilla, ¿el pueblo en armas? 
* Proclamación de José Bonaparte como rey de España.        
- Memorias del general francés Marbot.

REVOLUCIÓN LIBERAL-BURGUESA: CORTES Y CONSTITUCIÓN DE 1812.

- Estatuto de Bayona. 
- Decreto I de las Cortes de Cádiz, 24 de septiembre de 1810
- El concepto de ciudadanía en las Cortes de Cádiz. 
- Satiras sobre el debate político en las Cortes de Cádiz. 
- Ideología absolutista y antiliberal (1811).
- La Constitución de 1812.  COMENTADO. 
- Decreto de abolición de los señoríos (1811). 

SEXENIO ABSOLUTISTA (1814-1820). 

- Tratado de Valençay. 
- Manifiesto de los Persas. 
- Decreto de 4 de mayo que restablece la monarquía absoluta.
- Restablecimiento de la Inquisición. 
- Restablecimiento de los derechos jurisdiccionales. 
- Adhesión de España a la Santa Alianza. Carta de Fernando VII al zar de Rusia Alejandro I (1816).

TRIENIO LIBERAL (1820-1823)

Manifiesto del coronel liberal Antonio Quiroga tras la sublevación de 1820. 
- Decreto de 10 de marzo de 1820 por el que Fernando VII se compromete a acatar la Constitución. 
- Concepto de libertad de Martínez de la Rosa. El liberalismo moderado. 
- Proclama clerical y proabsolutista durante el Trienio liberal. 

DÉCADA OMINOSA (1823-1833).

- Decreto de restablecimiento del Absolutismo de 1 de octubre de 1823.  Comentado. 

- El exilio político en la España de Fernando VII. 
- Carta de Luis XVIII aconsejando tolerancia a Fernando VII (1823)
- Canto de Torrijos, de José de Espronceda. 
- Fernando VII confirma la Pragmática Sanción.


- CUADRO. Conspiraciones absolutistas contra Fernando VII. 

- CUADRO. La utopía insurreccional del liberalismo español. 





Instrucción que dio el conde-duque a Felipe IV sobre el gobierno de España, 1625

Tenga V. M. por el negocio más importante de su Monarquía, el hacerse Rey de España; quiero decir, Señor, que no se contente V.M. con ser Rey de Portugal, de Aragón, de Valencia, Conde de Barcelona, sino que trabaje y piense con consejo mudado y secreto, por reducir estos reinos de que se compone España, al estilo y leyes de Castilla sin ninguna diferencia, que si V. M. lo alcanza, será el Príncipe más poderoso del mundo.
Con todo, esto no es negocio que se puede conseguir en limitado tiempo, ni intento que se ha de descubrir a nadie, por confidente que sea, porque su conveniencia no puede estar sujeta a opiniones y cuanto es posible obrar en prevención y disposición, todo lo puede obrar V.M. por sí mismo solo.

Instrucción que dio el conde-duque a Felipe IV sobre el gobierno de España, 1625

CLASIFICACIÓN DEL DOCUMENTO

Se trata del Gran Memorial del conde-duque de Olviares, es un texto histórico de carácter político que contiene el proyecto reformista del valido de Felipe IV. Se trata de un informe enviado al rey en el que Olivares expresó lo esencial de su política reformista. 

IDEAS PRINCIPALES DEL TEXTO

El Gran Memorial tiene como idea central reforzar la autoridad real y lograr la uniformidad en la legislación y la contribución a las cargas de la monarquía por parte de todos los reinos. 

CONTEXTO HISTÓRICO.

- Aspectos a tratar en el comentario. 

a) El conde-duque fue el valido que tuvo las riendas del estado hasta su caída en 1643. Breve análisis de la importancia de los validos durante el siglo XVII. 

b) Análisis del Gran Memoria de 1624 definiendo:

      - Sus objetivos: mantener la hegemonía en el exterior mediante la uniformización fiscal,  
                                repartir el "coste del imperio"

      - ¿Cómo conseguirlo? Reformas administrativas (reducción de oficios, corrupción, etc..); 
                                           económicas (proteccionismo); fiscales (menor dependencia del 
                                           préstamo y contribución proporcional de todos los territorios que 
                                           conformaban la Monarquía) y demográficas. 

      - Consecuencias: Oposición puesta de manifiesto en las rebeliones de Cataluña,    
                                   Portugal, Nápoles y Sicilia.  

c) Otro proyecto similar fue la Unión de Armas, un sistema de cuotas por la que cada reino contribuiría de forma proporcional hasta crear un ejército de 140.000 hombres. 

Las propuestas suponían una centralización política y económica necesaria para aglutinar los recursos necesarios para abordar los múltiples frentes y conflictos derivados de la Guerra de los Treinta Años. 

ARBITRISTAS. SANCHO DE MONCADA. LA CRISIS DEMOGRÁFICA DEL SIGLO XVII.

Las causas de faltar gente de España son muchas. Las antiguas (conocidas aun de los extranjeros), son pestes, guerras, hambres, y muchas expulsiones de arrianos, moros, judíos, y otros infieles, que hicieron los señores Reyes de España. La segunda, las guerras de Nápoles, Sicilia, Milán y Flandes, y otras muchas que ha tenido España. La tercera, las colonias, presidios y poblaciones, que tiene y ha tenido en tan anchas Indias Orientales, y Occidentales, y fuerzas de África. […] Pero nueva causa de faltar gente hay, porque el año de 1600 se advirtió a V. M. gran falta de ella, y el de 1601 hubo peste, y el de 1609 la expulsión de más de cuatrocientos mil Moriscos, y la mayor se conoce pocos años acá, de modo que los curas dieron un memorial a Toledo, en que advierten que falta la tercera parte de la gente (y aun hay quien dice que falta de tres partes de ella las dos) y dicen que en la carnicería se pesa menos de la mitad de la carne que solía. Y es cosa lastimosa que de sesenta casas de mayorazgos de a tres mil ducados de renta que solía tener, no quedan seis y de toda Castilla, Andalucía, la Mancha, Reino de Valencia, y hasta de Sevilla, todo es despueblos. Y el padre fray Diego del Escorial refiere que le dijo el Obispo de Ávila, que de poco acá faltan sesenta y cinco pilas de su Obispado, de donde se colige lo que será en lo demás.

Sancho de Moncada, Restauración política de España, 1619

MAPA CONCEPTUAL. AUSTRIAS MENORES. SIGLO XVII.


MAPA CONCEPTUAL. CARLOS I (1516-1556) Y FELIPE II (1556-1598).


MAPA CONCEPTUAL. REYES CATÓLICOS.


Toma de Numancia

Los numantinos, acosados por el hambre, enviaron a Escipión cinco hombres, a los cuales habían encargado averiguar si este les daría un trato moderado si se entregaban a los romanos. […] mas Escipión, sabedor de lo que ocurría en la ciudad por los prisioneros, les respondió que debían ponerse en sus manos y rendir la ciudad y sus armas. […] Los numantinos se encolerizaron mucho más por sus desdichas cuando se les informó de la respuesta de Escipión […]. No mucho después comenzaron a lamer pieles cocidas ante la total ausencia de comestibles, de trigo, ganado y yerba. Mas, cuando aquellas también faltaron, comieron carne humana cocida, comenzando por la de los muertos.

Apiano, Ibérica, siglo II a.C

Empezando curso. Ya podéis descargar los materiales de 1.1. Hispania Romana y Monarquía visigoda.

Estimad@s alumn@s.

Ya tenéis los materiales del primer epígrafe en el apartado dedicado al primer tema. Aquí tenéis una sencilla guía de navegación.




Estoy elaborando la aplicación para móvil. Sí queréis empezar a utilizarla debéis ir a la siguiente dirección http://felixprofe.wixsite.com/gestiondelamemoria (en versión PC aparece todo desordenado). 




LA ESTRUCTURA DE LA NARRACIÓN HISTÓRICA.

Extracto del libro de Miguel-Anxo Murado, La invención del pasado. Verdad y ficción en la historia de España. Madrid, Debate, 2013. pp. 72-74. 

En la década de 1920, el lingüista ruso Vladimir Propp hizo un descubrimiento en apariencia menor, pero muy fértil en consecuencia. Analizando colecciones de relatos folclóricos, Propp se dio cuenta algo sorprendente. Todos ellos, sin excepción, y en todas las culturas del mundo, compartían los mismos elementos y la misma estructura, Muchos estudiosos eran ya conscientes de que los cuentos se parecían mucho entre sí, pero hasta entonces esto se había atribuido a la influencia de unos en otros por medio de una especie de "contagio" cultural. Esta es todavía la idea más extendida entre el público lego. Pero Propp demostró que no era así. Lo que explicaba que los cuentos compartiesen los mismos asuntos era otra cosa: sus historias estaban construidas a partir de una serie de piezas  fijas y universales. Propp llegó a calcular el número exacto de piezas que componían todos los cuentos. A esas piezas las llamó "funciones" y comprobó que eran exactamente treinta y una, ni una más ni una menos. Esto ya es en sí bastante llamativo, pero más sorprendente aún era que esas piezas se combinaban siempre en el mismo orden y siguiendo unas mismas reglas sencillas. Propp pudo incluso desarrollar una especie de álgebra que permite reducir a ecuaciones las estructuras de todos los cuentos.

Con el tiempo, muchos acabaron viendo que los fundamentos teóricos del método de Propp iban mucho más allá. La única explicación posible para el fenómeno que había descubierto era que la manera en que organizamos un relato y lo contamos está regida reglas universales. Es decir que, más allá de modas o gustos personales, nuestra mente tiende, de manera instintiva a organizar los relatos de manera determinada, con lo que la realidad que queremos contar se transforma por obra de la forma que le damos. Los cuentos folclóricos no son más que una de las muchas variedades en las que se expresa el deseo humano de narrar historias, por lo que cabría pensar que los principios serán los mismos para cualquier otra narrativa, la historia incluida.

Lo cierto es que, sin ser algo tan estricto y computable como en los cuentos fantásticos, todo relato histórico tiende también a ajustarse a un esquema predeterminado que lo condiciona, a veces hasta el extremo de deformarlo. Esto, en el fondo, no debería sorprendernos. El relato fantástico que estudió Propp no es sino la forma más simple del género de la narración, del que la historia no es sino una variante. Y en algunos casos, ni siquiera es una variante. Ya hemos visto cómo al menos una parte de lo que entendemos como historia "seria" no son sino cuentos fantásticos como los que Propp estudia-ba. Las peripecias de Pelayo y Abderramán, por ejemplo, pueden reducirse sin más al álgebra de Propp. Serían así, respectivamente:



Por supuesto, este es un caso extremo; pero nos sirve para asomarnos al armazón en el que se sostiene el discurso histórico que, siendo mucho más complejo, no es, en esencia, muy diferente. Efectivamente, incluso cuando su materia prima no tiene procedencia literaria, la narrativa histórica adopta fórmulas de "contar historias" tomadas de la literatura; presentación y caracterización de personajes, progresión dramática, puntos de giro de la trama, curva de interés, climas, resolución, narraciones en paralelo, subtramas, etc. Todo el utillaje del guionista de televisión o del novelista de aventuras se encuentra sobre la mesa de trabajo del historiador. La historia, lo mismo que la literatura, hace verosímil el material que utiliza porque emplea recursos para hacerlo verosímil. 

Esto es algo que todos los historiadores saben, consciente o inconscientemente. Cuando transforman sus investigaciones en un relato para su publicación, el resultado es "otra cosa". Muchos, también consciente o inconscientemente, rehúyen la publicación precisamente por ese motivo o se refugian en un lenguaje exageradamente científico y frío, en un esfuerzo por distanciarse del de la literatura. Generalmente, solo  consiguen ser áridos, porque no hay escapatoria: relatar es transformar en relato. Nosotros mismos, como individuos, reescribimos constantemente nuestras memorias porque en el momento en que ocurrieron los sucesos no sabíamos qué iba a suceder después. Pero al conocer la consecuencia y buscar hacia atrás la causa, modificamos el recuerdo sin querer. En la vida real no experimentamos un flujo de tiempo sino solamente una sucesión de situaciones y acontecimientos, y de manera intuitiva les atribuimos un orden que no es nunca el de la realidad. De ahí que nuestras memorias no coincidan nunca exactamente con las de los demás y debamos reajustarlas constantemente para que tengan sentido. La historia puede considerarse una forma erudita de esa actividad diaria. 



Coplas para sobrevivir.

"Ojos verdes" fue compuesta un año antes de la Guerra Civil española cuando a la II República le quedaban unos meses, aunque eso nadie lo sabía. ¿Qué significo para muchos españoles esta canción? 





Según Stephanie Sieburth, numerosos vencidos habrán encontrado en la difícil situación de la protagonista de "Ojos verdes" un eco de su propia situación. Tanto para la protagonista como para los vencidos el duelo no estaba legitimado por la sociedad de su entorno. En esta copla la relación amorosa de la prostituta es también ilegal por definición. 

Esta canción es un acto comunicativo íntimo entre la prostituta y su amante ausente, o entre el sujeto de un duelo y el objeto de su pérdida, en el que el público escucha secretamente. A través de este subterfugio, "Ojos verdes" proporciono a los vencidos la oportunidad de hacer público y audible su duelo en forma de clave, mediante la interpretación del papel de la prostituta, de esa otra persona que, como ellos, también estaba de duelo y privada de sus derechos a exhibirlo.

Cuando expresa a su amante ausente y a sus oyentes toda la profundidad y la amplitud de su vivencia, la prostituta se muestra como una persona digna y de profundos sentimientos. Por mucho que el régimen la hubiese marginado por pecadora, el relato en primera persona de su experiencia y de sus sentimientos desmiente esa versión oficial. Al interpretar su papel también en primera persona, los vencidos podrían proclamar ante el mundo que sus historias de amor y de pérdida merecían ser destacadas al mismo título que las de cualquier otra persona. De esta manera, la canción reivindicaba a quienes el régimen había convertido en marginados, distorsionando o, simplemente, haciendo su historia". 


Por su parte, Aurora Morcillo relaciona la copla Tatuaje con la llegada a Barcelona desde 1951 de los marineros de la Sexta Flota estadounidense. Piquer canta las desdichas de una prostituta que deambula de taberna en taberna en busca de un amante perdido, un marinero, rubio como la cerveza, llegado a bordo de un buque venido de lejanas tierras.





Enseñanza de la lengua, castigo y nacionalismo.

El castigo no suele aparecer en las representaciones habituales de la escuela, sin embargo, ha sido durante mucho tiempo considerado el eje sobre el que pivota la disciplina, el control, en definitiva, el "gobierno de la clase". No obstante, el castigo escolar tiene también una dimensión política no menos interesante, y no únicamente en contextos de clara represión política, sino que también es muy relevante en los procesos ordinarios de enseñanza en relación con disciplinas "nacionalizadoras".

En ambas fotos aparece un aro, una práctica que se usaba en Asturias, Galicia y Euskadi para señalar y estigmatizar al niño que se expresaba mal en castellano, un objeto del que subyace una práctica escolar de la exclusión al servicio de un interés nacionalizador.


Niños de Galicia a comienzos del siglo XX. El niño enmarcado con aro o anillo es señalado como desconocedor del castellano.

Grupo de niños de La Felguera. Algunos -los más ilustrados- muestran objetos de la escuela en la mano. Otro aparece rodeado con un aro, señalando que se expresaba mal en castellano.

En Galicia , al igual que en otras zonas, se vivía en una situación diglósica. La viñeta de Castelao expresa el hastío hacia una escuela extraña a la propia cultura especialmente en las zonas rurales.



Fuente: Agustín Escolano Benito, La España cubista de Luis Bello. Visiones desde la escuela, Madrid, UNED, 2014.

Carolina Coronado y el sufragio en la España del XIX


Risueños están los mozos,
gozosos están los viejos
porque dicen, compañeras,
que hay libertad para el pueblo.

Todo es la turba cantares,
los campanarios estruendo,
los balcones luminarias,
y las plazuelas festejos.

Gran novedad en las leyes,
que, os juro que no comprendo,
ocurre cuando a los hombres
en tal regocijo vemos.

Muchos bienes se preparan,
dicen los doctos al reino,
si en ello los hombres ganan
yo, por los hombres, me alegro;

Mas, por nosotras, las hembras,
ni lo aplaudo, ni lo siento,
pues aunque leyes se muden
para nosotras no hay fueros.

¡Libertad! ¿qué nos importa?
¿qué ganamos, qué tendremos?
¿un encierro por tribuna
y una aguja por derecho?

¡Libertad! ¿de qué nos vale
si son los tiranos nuestros
no el yugo de los monarcas,
el yugo de nuestro sexo?

¡Libertad! ¿pues no es sarcasmo
el que nos hacen sangriento
con repetir ese grito
delante de nuestros hierros?

¡Libertad! ¡ay! para el llanto
tuvímosla en todos tiempos;
con los déspotas lloramos,
con tributos lloraremos;

Que, humanos y generosos
estos hombres, como aquellos,
a sancionar nuestras penas
en todo siglo están prestos.

Los mozos están ufanos,
gozosos están los viejos,
igualdad hay en la patria,
libertad hay en el reino.

Pero, os digo, compañeras,
que la ley es sola de ellos,
que las hembras no se cuentan
ni hay Nación para este sexo.

Por eso aunque los escucho
ni me aplaudo ni lo siento;
si pierden ¡Dios se lo pague!
y si ganan ¡buen provecho!

Almendralejo, 1846

21-22. TEXTOS SOBRE EL PROBLEMA RELIGIOSO EN LA II REPÚBLICA.


21. POSICIÓN DE LA IGLESIA. BOLETÍN ECLESIÁSTICO DE TARRAGONA.

IDENTIFICACIÓN, CLASIFICACIÓN Y NATURALEZA

- Naturaleza: Narrativo - Circunstancial.
- Temática: Socio-religiosa.
- Fuente: Primaria
- Autor: Obispo de Tarragona o responsable del Boletín eclesiástico de la provincia.
- Destinario: Público.


22. MANUEL AZAÑA: EL PROBLEMA RELIGIOSO.


IDENTIFICACIÓN, CLASIFICACIÓN Y NATURALEZA

- Naturaleza: Narrativo - Circunstancial. Discurso parlamentario.
- Temática: Socio-religiosa - Política
- Fuente: Primaria
- Autor: Individual (Manuel Azaña)
- Destinario: Público

CONTEXTO HISTÓRICO

- Antecedentes: situación de privilegio otorgada a la Iglesia desde la conformación del bloque de poder de la Década Moderada: Presupuesto de culto y clero, control educación y definición del catolicismo como religión de estado (Constitución de 1876). Por otro lado, incidentes anticlericales de carácter social: Semana Trágica.
- Momento histórico: La II República con especial atención al gobierno provisional y al bienio social-azañista. Problema religioso.
* Antes de la Constitución.
A) Dos planos: el Vaticano pide esperar hasta la Constitución pero la Conferencia Episcopal española no pueden esperar: el Cardenal Segura realiza un recuerdo a la gratitud de Alfonso XIII, piadoso católico que consagro a España al Sagrado Corazón de Jesús (1 de mayo). El gobierno pide su sustitución, los obispos en curia le apoyan. El 11 de mayo se produce una quema de conventos bajo la consiga “la justicia del pueblo por ladrones” tras la provocación de los monárquicos días antes, en todo caso fue enigmática una realización tan sincronizada. Se producen muestras de anticlericalismo que se combina con la cuestión social: Iglesia parte fundamental del Bloque de Poder. Monopolio de las ideas y creencias: púlpito y escuela irrenunciable mecanismo de control social al servicio del “orden”. Partida del Presupuesto (Culto y Clero) desde el Concordato de 1851. Rápidamente movilización a sus “bases”: gentes de orden: terratenientes y medianos propietarios.
B) Pérdida del control de la escuela con las reformas republicanas.
* Durante la elaboración: artículo 26 y 27.
Artículos 26 y 27: separación Iglesia-Estado sin problemas pero al tocar el bolsillo (presupuesto de culto y clero) y el control ideológico (enseñanza) los católicos se quejan.
- La expulsión de los jesuitas por su voto de obediencia al Papa provoca el fracaso de un posible pacto (F. de los Ríos y Azaña) pero termina siendo imposible, ruptura con el Vaticano.
- Los católicos de Acción Nacional, los Agrarios y los Vasconavarros abandonan el Congreso, M. Maura y Alcalá Zamora salen del gobierno, 14 octubre Azaña se convierte en jefe del Gobierno. Finalmente se pone a Alcalá Zamora de presidente de la República y la cosa se calma.
- El voto femenino encuentra la oposición de la Iglesia.
* Después de la Constitución.

- 1932: matrimonio civil, reconocimiento de hijos ilegítimos, secularización de los cementerios, Ley del Divorcio, las mujeres votan, se casan y se divorcian libremente.

- Creación de organizaciones de carácter católico, destaca la CEDA.

- A Dios rogando y con el mazo dando: apoyo y legitimación al golpe de Estado. La guerra civil como Cruzada.  

IDEAS DEL TEXTO
- Crítica al carácter supuestamente sectario de la Constitución de 1931.
- Resaltar el papel de la iglesia en la moral de la sociedad española.
- Se omite la problemática real: pérdida del presupuesto y de parte de la educación.
IDEAS DEL TEXTO

- Separación Iglesia - Estado
- Reivindicar un Estado al margen de la religión, ya que ésta está en el ámbito de lo privado y personal (Voltaire y el deismo).
- Europa ha dejado de ir de mano del catolicismo.

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