TEMA 7. ALFONSO XIII Y LA CRISIS DE LA RESTAURACIÓN (1902-1931)
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CRONOLOGÍA. EL RÉGIMEN DE LA RESTAURACIÓN (1875-1902)
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Más se perdió en Cuba ¿Seguro? La política de reconcentración de Valeriano Weyler: peligroso precedente de un criminal de guerra español.
ESPAÑA "SIN PULSO" DE FRANCISCO SILVELA (1898).
Monárquicos, republicanos, conservadores, liberales, todos los que tengan algún interés en que este cuerpo nacional viva, es fuerza se alarmen y preocupen con tal suceso. Las turbulencias se encauzan; las rebeldías se reprimen; hasta las locuras se reducen a la razón por la pena o por el acertado régimen; pero el corazón que cesa de latir y va dejando frías e insensibles todas las regiones del cuerpo, anuncia la descomposición y la muerte al más lego. La guerra con los ingratos hijos de Cuba no movió una sola fibra del sentimiento popular. Hablaban con elocuencia los oradores en las Cámaras de sacrificar la última peseta y derramar la postrer gota de sangre... de los demás; obsequiaban los Ayuntamientos a los soldados, que saludaban y marchaban sumisos, trayendo a la memoria el Ave César de los gladiadores romanos; sonaba Ia marcha de Cádiz; aplaudía la prensa, y el país, inerte, dejaba hacer. Era, decíamos, que no interesaba su alma en una lucha civil, una guerra contra la naturaleza y el clima, sin triunfos y sin derrotas. Se descubre más tarde nuestro verdadero enemigo; lanza un reto brutal; vamos a la guerra extranjera; se acumulan en pocos días, en breves horas, las excitaciones más vivas de la esperanza, de la ilusión, de la victoria, de las decepciones crueles, de los desencantos más amargos, y apenas si se intenta en las arterías del Suizo y de las Cuatro Calles una leve agitación por el gastado procedimiento de las antiguas recepciones y despedidas de andén de los tiempos heroicos del Sr. Romero Robledo. Se hace la paz, la razón la aconseja, los hombres de sereno juicio no la discuten; pero ella significa nuestro vencimiento, la expulsión de nuestra bandera de las tierras que descubrimos y conquistamos; todos ven que alguna diligencia más en los caudillos, mayor previsión en los Gobiernos hubieran bastado para arrancar algún momento de gloria para nosotros, una fecha o una victoria en la que descansar de tan universal decadencia y posar los ojos y los de nuestros hijos con fe en nuestra raza; todos esperaban o temían algún estremecimiento de la conciencia popular; solo se advierte una nube general de silenciosa tristeza que presta como un fondo gris al cuadro, pero sin alterar vidas, ni costumbres, ni diversiones, ni sumisión al que, sin saber por qué ni para qué, le toque ocupar el Gobierno. FRANCISCO SILVELA, «Sin pulso», El Tiempo, 16 de agosto de 1898 |
IDEARIO DE JOSÉ MARTÍ (1891)
Su derecho de hombres es lo que buscan los cubanos en su independencia; y la independencia se ha de buscar con alma entera de hombre. ¡Que Cuba, desolada, vuelve a nosotros los ojos! ¡Que los niños ensayan en los troncos de los caminos la fuerza de sus brazos nuevos! ¡Que las guerras estallan, cuando hay causas para ella, de la impaciencia de un valiente o de un grano de maíz! ¡Que el alma cubana se está poniendo en fila, y se ven ya, como al alba, las masas confusas! ¡Que el enemigo, menos sorprendido hoy, menos interesado, no tiene en la tierra los caudales que hubo de defender la vez pasada, ni hemos de entretenernos tanto como entonces en dimes y diretes de localidad, ni en competencias de mando, ni de envidias de pueblo, ni en esperanzas locas! ¡Que afuera tenemos el amor en el corazón, los ojos en la costa, la mano en la América, y el arma al cinto! Discurso pronunciado por José Martí, 26 de noviembre de 1891 |
CANOVAS Y EL SUFRAGIO UNIVERSAL (1888)
El día que se sacaba a subasta el impuesto de consumos fue en ocasiones mucho más El sufragio universal, que es en sí mismo una malísima institución política, una institución incompatible con todo ordenado régimen político, y más si ese régimen es el monárquico, el sufragio universal, aun cuando sea verdad (y sobre todo ha de ser verdad), es incompatible a la larga con la propiedad individual, con la desigualdad de las fortunas y con todo lo que no sea un socialismo desatentado y anárquico. El sufragio universal no puede ser más que un instrumento de socialismo o una farsa vil, y, en estos últimos tiempos, es, bajo ese título postrero, como he juzgado conveniente calificarlo. Cualesquiera que sean los peligros y los inconvenientes del sufragio universal, es inútil discutirlo ahora. ¿Quién piensa, quién ha dicho siquiera que, después de que en España se haya votado una Iey de sufragio universal, las opiniones de las muchedumbres, de los pobres, de los que nada tienen, estarán representadas en las urnas electorales? ¿Hay alguien que sospeche esto siquiera? ¿A qué, pues, discutir el sufragio universal? Ya he indicado brevemente a qué consecuencias puede llegar ese sufragio. En otras ocasiones lo he discutido; y, si llegara el caso, como simple tema académico, podría discutirlo de nuevo. A. CÁNOVAS DEL CASTILLO, 8 de noviembre de 1888 |
LA FARSA ELECTORAL. VALENTI ALMIRALL
Si no fuera por las grandes desgracias que causan al país, nuestras elecciones serían uno de los espectáculos más divertidos que podrían verse en Europa. [...]. Entre nosotros reina la farsa en toda su desnudez, una farsa completa, especial y exclusiva de las elecciones españolas; tanto si el sufragio es universal como si es restringido nunca hay más que un solo y único elector: el ministro de Gobernación. Este con sus gobernadores de provincia y el innumerable ejército de empleados de todas clases, sin excluir a los altos dignatarios de la magistratura y el profesorado, prepara, ejecuta y consuma las elecciones […]. Se confeccionan las listas de electores poniendo algunos nombres reales entre una serie de nombres imaginarios, y sobre todo nombres de difuntos que en el acto de votación están representados por empleados subalternos vestidos con trajes civiles para ir a votar. […] los últimos restos de legalidad y de pudor electoral fueron destruidos precisamente por el partido del señor Sagasta, quien tiene la pretensión de representar el matiz más liberal de los monárquicos. […] A este partido liberal se debe, sin lugar a duda, la creación de la Partida de la Porra, que salpicó de sangre las calles de muchas ciudades que se atrevieron a oponer resistencia a la voluntad de los que dirigían las elecciones. [...] Desde entonces lo grotesco llegó al extremo de instalar colegios electorales en el local del Círculo, propiedad del partido dominante, local cuyo acceso estaba prohibido a los que no eran socios del mismo. VALENTÍ ALMIRALL, España tal como es, 1886 |
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