UNIDADES DIDÁCTICAS

En España el respeto es revolucionario. Fernando de los Ríos.

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Proyecto Azúcar y esclavos. Anexo 3B. La travesía trasatlántica.

 Textos para trabajar la cuestión. 

Documento 1.

tan apretados, tan asquerosos, y tan maltratados, que me certifican los mesmos que los traen, que vienen de seis en seis, con argollas por los cuellos en las corrientes, y estos mesmos de dos en dos con grillos en los pies, de modo que de pies a cabeza vienen aprisionados, debajo de cubierta, cerrados por de fuera, donde no ven sol ni luna, que no hay español que se atreva a poner la cabeza al ascotillón sin almadiarse ni a perseverar dentro una hora sin riesgo de grave enfermedad. Tanto es la hediondez, apretura y miseria de aquel lugar. Y refugio y consuelo que en él tienen, es comer de veinticuatro a veinticuatro horas, no más que una mediana escudilla de harina de maíz o de mijo o millo crudo, que es como arroz entre nosotros, y con él un pequeño jarro de agua, y no otra cosa, sino mucho palo, mucho azote y malas palabras. Esto es lo que comúnmente pasa con los varones, y bien pienso que algunos de los armadores los tratan con mas benignidad y blandura, principalmente ya en estos tiempos... (no obstante, la mayor parte) llegan hechos unos esqueletos.

Alonso de Sandoval, De Instauranda Aethiopum Salute. Sevilla, 1627.

 

Documento 2.

Desnudos, encueros, presos y encadenados, con la comida y bebida tan tasa que se muere gran parte de ellos; y los más llegan flacos, debilitados y enfermos.

Informe del Consejo Real, siglo XVII.

Documento 3.

El tamaño y características de las embarcaciones fueron modificándose conforme evolucionó la navegación. En el siglo XVII, durante el asiento portugués, se empleaban barcos mercantes adaptados, carabelas, pataches, urcas y filibotes -los últimos, de fabricación holandesa-, inferiores a las 80 toneladas de arrastre al principio, de entre 100 y 200 más adelante. En la época dorada de la trata antillana, el siglo XIX, comenzaron utilizándose goletas y pailebots de unas 100 toneladas que cargaban entre 200 y 400 africanos. A medida que la ruta se alejó de Senegal para dirigirse a la Costa de Oro, los golfos de Benín y Guinea y el Congo, se emplearon bergantines y fragatas que podían llevar de 500 a 800 esclavos.

El cargamento de esclavos recibía los nombres de "armazón" y de "cargazón".  Las estimaciones llevadas a cabo consideran que la media de carga de los barcos era de 2,5 esclavos por tonelada de arrastre. Por encima de esa proporción -cuatro negros por tonelada de arqueo no fue infrecuente-las condiciones se hacían tan inhabitables que la "mercancía" tenía muchas más probabilidades de estropearse. Hasta 1750 aproximada, hubo dos tendencias en la carga de los hará negreros; unos capitanes se inclinaban por los "fardos flojos" otros por los "fardos prietos": según la modalidad de conducirlos más o menos hacinados se producían más bajas y se podían vender peor después de esa fecha, se impuso la tendencia de los fardos prietos, pues el precio pagado en destino compensaba las bajas humanas (Mannix y Cowley,1970:109).

José Antonio Piqueras. La esclavitud en las Españas. Madrid, La Catarata, 2011.

 

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