El destape como metáfora de la Transición. Pepa Flores.

Reproduzco un fragmento del libro de Aurora Morcillo Gómez En cuerpo y alma. Ser mujer en tiempos de Franco 

El cuerpo de las mujeres vendría a  representar la sede simbólica de la tensión política  y social en la que habría de verse inmersa España en los tres años que transcurrieron entre la muerte del dictador y la proclamación de una nueva constitución democrática en diciembre de 1978. Un buen número de actrices iban a posar desnudas ante la cámara, ya fuera para la pantalla cinematográfica o para las revistas ilustradas. Dada la coyuntura política que se vivió en esos años, los cuerpos de estas mujeres «públicas» quedaron transformados en otras tantas encarnaciones alegóricas de la nación. La España democrática se vio simbólicamente personificada en el desnudo y vulnerable cuerpo de una mujer. Marisol, una chiquilla malagueña de ojos azules, rubia y angelical -que había sido además una de las actrices infantiles más famosas de la dictadura- se convirtió en la encarnación misma de la promesa democrática. 

Nacida el 4 de febrero de 1948 en el seno de una familia humilde Josefa (Pepa) Flores González dio  muestras de su talento como cantante y bailarina  a una edad muy temprana. Se unió pronto a los Coros y Danzas de la Sección Femenina, viajando en 1959 a Madrid, en ese grupo de Falange, con el fin de actuar en Televisión Española. Fue entonces cuando la descubrió el productor Manuel Goyanes, convirtiéndola en la Shirley Temple española. Goyanes firmó con ella un contrato de diez arios en exclusiva, trasladando a la chiquilla a su casa y dejando a la madre de la futura Marisol en una pensión madrileña. La familia Goyanes tenía seis hijos y se suponía que Marisol iba a convenirse en un miembro más de la tropa. Su debut cinematográfico se produciría el 9 de septiembre de 1960 Con la película titulada Un rayo de luz. Ese año, el filme cosechaba un notable éxito internacional en el Festival cinematográfico de Venecia, cuyo jurado otorgó a la pequeña actriz el premio a la mejor intérprete infantil, nominándola casi al mismo tiempo el Sindicato Nacional del Espectáculo español para idéntico galardón. 

La carrera cinematográfica de Marisol se vio afectada por el hecho de crecer en el domicilio de los Goyanes, pertenecientes a la clase acomodada, de modo que su adolescencia la apartó de sus raíces. La joven recibió una rigurosa educación, con profesores privados, lo que le permitió aprender inglés, interpretación y danza, además de proporcionarle lecciones de canto, natación y equitación. Entre 1960 y 1969, Marisol protagonizó doce comedias musicales. El guion giraba siempre en torno a la existencia de algún conflicto familiar que el angelical carácter de la niña actriz contribuía a resolver, todo ello aderezado con pinceladas de amoríos adolescentes y pueriles contratiempos. 

En 1961 Marisol inició una gira por Latinoamérica, Portugal, Angola y Sudáfrica para promocionar su segunda película: Ha llegado un ángel. En el verano de ese mismo año visitó Estados Unidos para actuar en el programa de televisión de Ed Sullivan, por el que recibió 4.000 dólares de la época. Más tarde la actriz recordaría que en todo momento se hallaba sometida a vigilancia. Controlaban las llamadas telefónicas que hacía, no le permitían disponer del dinero que ganaba y le dieron cien pesetas a la semana hasta la edad de diecinueve años. El aparato promocional que Goyanes levantó en torno del joven ídolo no tenía precedentes en la historia del espectáculo español. Se comenzó a publicar una revista exclusivamente dedicada a la actriz -titulada Los amigos de Marisol-, y la casa editorial Fher elaboró centenares  de álbumes, historietas, muñecas de papel y libros infantiles, además de una biografía en veinte fascículos coleccionables que la propia Marisol se encargaba de narrar y cuyo título era Simpatía. También se distribuyeron muñecas y discos con sus canciones. La estrella recibía más de 1.000 cartas al día, encargándose la oficina del productor de contestarlas todas puntualmente. Se organizó un equipo de escritores, encargándoseles la tarea de llevar un registro de los nombres, las direcciones y las fechas de los cumpleaños de las admiradoras. 

Entre 1960 y 1969, Marisol creció y maduró hasta convertirse en su alter ego, Pepa Flores. La elaboración del estrellato de Marisol había afectado a su aspecto físico y a su manera de hablar. Se la obligó, aunque sin éxito, a disimular su acento andaluz. En 1964 pasó por las manos de un cirujano plástico para enderezarse la nariz. La ansiedad propia de todo adolescente se vio magnificada por las presiones del estrellato y terminó transformándose en una úlcera de estómago. Por último, en 1969 aceptó a regañadientes el matrimonio de  conveniencia que  le habían concertado con Carlos Goyanes, hijo del productor que la había lanzado. La infeliz pareja mantuvo su unión solo tres años, y tras el intento de suicidio de Marisol, el matrimonio se separó. De esta tragedia personal iba a surgir Pepa Flores, una persona totalmente opuesta a la que había representado hasta entonces. 

En 1973, la actriz inició una relación sentimental con el icónico bailarín de flamenco Antonio Gades. Ambos se casaron en 1982 en Cuba, con Fidel Castro como testigo. Pepa Flores declaró tener profundas convicciones comunistas. Gades fue el amor de su vida. Tuvieron tres hijas: María, Tamara y Celia. La unión se mantuvo hasta 1986. Pepa Flores se trasladó a Málaga, sufriendo hasta hoy lo que los medios de comunicación denominan el «síndrome de Greta Garbo». Se niega a participar en la industria del espectáculo, y no concede entrevistas ni permite que se la fotografíe en modo alguno. Marisol no fue nunca una estrella folclórica del estilo de las que fabricaba el régimen en los años cincuenta, era la encarnación de la nueva pequeñoburguesa moderna, es decir, de una estrella forjada para satisfacer las necesidades de la economía de consumo que habían alumbrado los planes de desarrollo de la década de los sesenta. Era la época de las radionovelas y de la televisión, inaugurada en 1956 en el Paseo de la Habana de Madrid. Marisol consiguió emular con éxito a Shirley Temple, pudiéndosela equiparar con una especie de Twiggy a la española, convertida en Brigitte Bardot con el paso de los años. Marisol acabaría adquiriendo una dimensión política al surgir el fenómeno característico de la transición democrática española conocido con el nombre de «el destape». A finales de las décadas de los setenta y durante la de los ochenta serían muchas las actrices que decidieran posar desnudas ante la cámara, convertidas en encarnaciones alegóricas de la nación en aquella coyuntura política: vulnerables mujeres desnudas en representación de la vulnerable España democrática. 

La última rebelión de Marisol consistió en posar desnuda para la revista Interviú, recientemente aparecida en esos años. Sus desnudos aparecieron en 1976 en esa publicación. Marisol, la actriz infantil de aspecto angelical de la época de Franco, la Shirley Temple española, se exhibía de pronto desnuda en la portada de una revista, junto a un titular que anunciaba con el siguiente rótulo el contenido de las páginas interiores: «El bello camino hacia la democracia. Marisol». Las fotos se completaban con las opiniones que distintos personajes famosos daban en manifestar respecto a la categoría de Marisol como mujer y como actriz, pero no hay ninguna entrevista con la propia estrella. María Luisa Seco, también actriz, hacía estas declaraciones: 

Desde siempre me ha parecido una mujer maravillosa. Solo he visto películas en su etapa de niña, pero quedé maravillada. Ahora es una belleza de mujer. La imagen que da es la de una mujer que vive su vida, que hace lo que quiere, en una palabra: una mujer libre, que vive dónde y cómo le da la gana. Tiene los hijos que quiere y con quien quiere, lo cual es absolutamente perfecto. Por otra par-te, es una buena actriz, con un físico increíble, y encima canta muy bien. Es una estrella estupenda.

En 2001, Interviú celebró su vigesimoquinto aniversario. Francisco Umbral, autor y personaje mediático que hasta su fallecimiento  2007 habría de estar invariablemente en el centro de todas las polémicas surgidas durante la transición posfranquista a la democracia escribiría un artículo para dicha efeméride titulado «Los cuerpos y los siglos». El texto recuerda con tintes nostálgicos tanto a Marisol como a otras actrices que se habían animado a posar desnudas ante la cámara: 

Entonces se nos apareció a los mortales la olvidada y fontanar Pepa Flores, en traje de Marisol, en desnudo de Marisol, y aquel flequillo dorado nos salvó del pluriempleo, y aquellos pechos, un punto excesivos, nos devolvieron la confianza en el verano, y aquellas manos de niña nos pusieron de novios con todas las adolescentes de la década, y aquellos glúteos de ninfa malcriada donde el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y aquellos ojos claros, intensos, tristes, del color de la luna verde, cuando nunca habíamos visto una luna verde, paralizaron la vida nacional, paralizaron la democracia en un paso de peatones y volvimos a creer en la huelga general, en las parejas de novios de hecho, en el socialismo, en los alcaldes que se morían en serie y en la transición modelo que solo le parecía mal a Pablo Castellano, mientras los demás encontrábamos un puesto a la sombra de los dos soles de la niña. 

El recuerdo de la política vigente en los últimos tiempos del franquismo aparece reflejado junto al triunfo de la carne, de los deseos sexuales masculinos. «Aquellas piernas largas y delgadas con las que Dios creó a la mujer», escribe Umbral, «[...] les estamos hablando a ustedes de los setenta, felices y transicionales setenta. Caían caudillos como ciruelos, España se llenaba de príncipes y la Falange se intelectualizaba con Emilio Romero [...]. Y la democracia era como un cartel de feria que pegaban todas las noches por las esquinas, y siempre aparecía despegado a la mañana siguiente». La desnudez del cuerpo femenino se convierte en elemento de solaz (fundamentalmente para los hombres) de los cuarenta años de sexualidad reprimida que todo el país ha padecido. La democracia se mide en función de la cantidad de carne femenina que se exhibe en los medios públicos. La democracia se mostraba sin tapujos, desnuda, como la mujer. La desnudez se presenta con los visos de un acto de rebelión femenina contra la mojigatería del pasado franquista, expuesta a modo de prerrogativa de los varones heterosexuales, que se autoproclaman librepensadores. Y al igual que sus antepasados, que habían esbozado en Cádiz la Constitución de 1812, conocida con el nombre de «La Pepa», también en 1978 iba a aparecer la democracia encarnada en otra Pepa: Pepa Flores. 



Flores para una victoria, flores para una tumba olvidada.

Su cuerpo llego a la capital británica procedente de Gibraltar en el matrecho Victory, que primero recaló en Greenwich. El 8 de enero de 1806 comenzó el sepelio oficial. La comitiva fúnebre partió de Greenwich en 18 pequeños barcos a través del Támesis hasta el corazón de Londres: el Whitehall. Millares de personas se arremolinaban en los muelles de forma multitudinaria, mientras que las embarcaciones surcaban lentamente el curso del río, engalanadas y en grandiosa solemnidad. Escudos de armas, trompetas, velos de terciopelo negro, seis almirantes llevando el palio fúnebre y el primer lord del Almirantazgo a la cabeza del cortejo.
Aquel día no fueron unos cuantos cañonazos los que sonaron al paso de Nelson. Desde la Torre de Londres las andanadas se escucharon por encima del batir de los tambores de modo intermitente a lo largo de la jornada, retumbando en los corazones y los cuerpos de miles de británicos. 

Del Whitehall, donde fue expuesto su cadáver, pasó al edificio del Almirantazgo para al día siguiente, el 9 de enero, ser conducido de manera definitiva a la catedral de San Pablo. Allí, el primer jefe de armas leyó en voz alta los títulos de Horatio Nelson; dentro del ataúd se depositaron sus bastones castrenses, rotos en ceremonia. El cadáver fue bajado al sarcófago de la cripta, donde todavía descansa hoy; en el momento del final del sepelio, ya había oscurecido. 

...Durante mucho tiempo siempre hubo flores al lado de aquella tumba. Flores para una victoria. 

Resultado de imagen de entierro de Nelson inglaterra

Nelson, con su capacidad de resistencia, se había convertido en un héroe popular británico: el mejor y más valioso almirante de Inglaterra para hacer frente al temido poder la Francia napoleónica y para luchar contras las naves de otro viejo rival del mar, la Corona de España. El listado es largo: la batalla del cabo de San Vicente, el intento de asedio de Tenerife, la acometida contra Cádiz, la batalla de Abukir...Trafalgar. 

Pero si a Nelson se le respetaba entre las gentes del pueblo y el conjunto de sus subordinados y compañeros de la Royal Navy, ciertos grupos de la élite de Inglaterra toleraron muy mal su carrera y su existencia. De origen humilde, sólo sus éxitos le permitieron relacionarse en algunos ambientes de las capas altas de aquella sociedad que miraba con desdén al "hijo de un clérigo". El día del funeral se pusieron delante de la comitiva del sepelio, pues lo contrario hubiese sido desafiar al pueblo inglés. Pero aun con toda la pompa, hubo un detalle muy poco adecuado en el entierro: el féretro del defensor de Inglaterra, donde yace todavía hoy, es el sarcófago de otro. Ahorrándose esfuerzos, se destino para cobijar sus restos un viejo sarcófago que había sido realizado mucho tiempo antes al objeto de guardar allí el cadaver del cardenal Wosley, quien al final nunca llego a ocupar. Aquel féretro estuvo durante siglos en la capilla de Wosley de Windsor, abandonado por todos. Los grupos más resentidos de las élites, ante la brillante carrera  de un hombre sin apenas raigambre social de nacimiento, envueltos en el inmenso y pomposo ruido del funeral, se ahorraron la dignidad de conceder a Nelson su propio mármol. 

Quizá sólo sus amigos de la Marina supieron expresar lo que se debía al veterano almirante, pues el ataúd interior donde se encuentra el cuerpo es el encargo sencillo, sobrio y sin apenas decoración, de uno de sus mejores subordinados, el capitán Benjamin Hallowell. Está realizado con la madera del palo mayor de una de las naves más representativas de Francia en la batalla del Nilo: el buque L´Orient, precisamente el gran navío que acabaría volando por los aires en pleno combate. En aquellos momentos difíciles, Nelson era hijo de Inglaterra porque era hijo de la guerra.

Evidentemente, a la mujer que les entrego a él y a Gran Bretaña lo mejor de su juventud, Emma Hamilton, así como a la hija que ambos tuvieron, Horatia Nelson, muy pocos desde el poder de Londres otorgaron alguna dávida, dejándolas incluso morir en la más completa miseria. Para muchos de los miembros de aquellas élites ella era sólo "la amante de Nelson". Pronto se olvidó "Britannia" de las importantes labores diplomáticas de Emma en Nápoles para asegurar la amistad hacia Inglaterra del reino borbón de las Dos Sicilias durante algunos de los peores momentos del ataque napoleónico sobre Italia.


Emma como Circe, por George Romney1782.

...Flores para una tumba olvidada.  

J. Cayuela y A. Pozuelo, Trafalgar. El mar en la era napoleónica

PIERRE VILAR EN FRAGMENTOS.


Texto de Pierre Vilar, profesor del lycée de Sens, en 1937.

No hay cosa que más me mortifique que adivinar, en un auditorio joven, la expectativa siguiente: "he aquí el profesor de historia; nos va a enseñar que Francisco I ganó la batalla de Marignano en 1515 y perdió la de Pavía en 1525. Hace mucho tiempo que me sublevé públicamente, por vez primera, contra esta imagen. Con motivo de un reparto de premios, ceremonia banal en la que tradicionalmente el profesor designado para ello hace el elogio académico de su disciplina. Pero estábamos en 1937, en plena guerra de España, en plena ascensión del nazismo, en un situación de angustia ante el drama que se aproximaba. No puede evitar preguntar a los jóvenes alumnos -y, por encima de ellos a sus padres- si cuando leían y pronunciaban cotidianamente las palabras de "guerra", "revolución", "estado", "nación", y todas las terminadas en "arquía", "gracia" o "mismo", estaban seguros de captar adecuadamente su sentido. Y si sabían que solo mediante la historia podían esclarecerlo. Poco antes una distinguida asociación de padre de alumnos había pedido que todo examen de historia se limitara a recitar una lista de fechas aprendidas de memoria, y las imprecaciones de Paul Valéry contra la historia, "el producto más nocivo que la química que el intelecto haya elaborado jamás", eran todavía recientes. Valéry, naturalmente pensaba en esa historia (con H mayúscula) que difunde los mitos y las pasiones, ignorando la historia auténtica, balbuciente aún pero que existe, y que es el único contraveneno de la otra Historia.


LECTURA CURSO 2019/2020

Accede a la carpeta con el guión de lectura y las preguntas pinchando sobre la imagen. Para ir a los cuestionarios por capítulos pincha sobre los enlaces.

Capítulo 1. Las pioneras. 

Capítulo 2. Igualdad en la nada

Capítulo 3. Tiempo de ilusiones. 

FECHA DE ENTREGA: 3 de febrero de 2020.

La sociedad del XVIII. Las sopas económicas.

Reparto de sopa a los menesterosos. Museo de Historia de la Ciudad. Barcelona.


El recurso a las "sopas económicas" para socorrer a las poblaciones indigentes se generalizó en Castilla en los últimos años del siglo XVIII. De la frugalidad de esta sopa da idea el hecho de que los ingredientes para 50 personas eran éstos:


- Patatas, patacas, nabos, chirivías o zanahorias (16 Libras).
- Guisantes secos, judías, muelas, lentejas o algarrobas (4 Libras).
- Harina de cebada (4 Libras).
- Pan duro (4 Libras).
- Carne de puerco muy picada o manteca (1 Libra).
- Sal (1 Libra).
- Vinagre (3 Libras)
- Agua (75 Libras). 

1 Libra = 453,592 gramos.

La sociedad del XVIII: los grupos minoritarios. La represión de la población gitana.

Los grupos sociales minoritarios (judíos, gitanos) rompían con la uniformidad de comportamientos que perseguían los ilustrados. Grupos no asimilados al orden social existente, ante los que los gobiernos borbónicos adoptaron medidas para su integración, que no siempre respetaron la identidad de los grupos. Aunque las referencias a los judíos fueron minoritarias después de varios siglos de ser perseguidos, el rechazo en la memoria  popular todavía perduraba. No obstante, aquellos que todavía estaban en España merecieron un trato positivo por parte de Carlos III. En 1788, a los chuetas mallorquines se les autorizaba a habitar en cualquier barrio de la ciudad y a practicar cualquier oficio. La medida no tuvo muchos resultados prácticos, pues los chuetas, que dominaban buena parte del comercio al por menor, y prestaban dinero, incluso a los nobles, tenían una fuerte oposición popular.

Menos condescendientes fueron los ministros reformistas con el  problema gitano. Para los ilustrados, el vagar de los gitanos era algo difícil de encajar en su filosofía. Si numerosas y duras habían sido las acciones desde los Reyes Católicos contra esta minoría étnica, la política ilustrada no fue menos rigurosa. La política fue dirigida a la represión de sus costumbres (habla, trajes, bailes, etc.) y a terminar con su nomadismo, obligándoles a tener oficio conocido y residencia fija. En 1749, fueron apresados más de 12 000 gitanos y en la Pragmática de 1783, dictada por Carlos III, se les conminaba al cumplimiento rápido de las órdenes de asimilación. Si las contravenían serían marcados con un hierro candente en la espalda, y si reincidían serían condenados a la pena de muerte. Se culminaba así una persecución secular hacia el pueblo gitano, que condujo a miles de ellos a las galeras, al destierro y, desde luego, a la marginación social En general, la Real Pragmática cumplió su misión y la mayoría de gitanos quedaron avecinados, es decir, controlados como cualquier ciudadano. En realidad, en la mentalidad ilustrada, esta persecución de los gitanos tuvo mucho que ver con el intento de acabar de raíz con el problema de los vagabundos y mendigos.   

VV.AA: Geografía e Historia de España. 3º BUP. 

Necesidad de Instrucción por Jovellanos.

Si deseáis este bien, si estáis convencidos de que la prenda más segura de él es la instrucción pública, dad este primer paso hacia ella. Reflexionad que las primeras letras son la primera llave de toda instrucción, que de la perfección de este estudio pende la de todas las demás, y que la instrucción unida a ella es la única que querrá o podrá recibir  la gran masa de nuestros compatriotas. Llamados por su condición al trabajo desde que raya su juventud, su tiempo debe consagrarse a la acción, no al estudio. Reflexionad, sobre todo, que sin este auxilio la mayor proporción de esta masa quedará perpetuamente abandonada a la estupidez y miseria (...) porque donde la propiedad individual está acumulada en tan pocas manos, ¿a que podrá aspirar un pueblo sin educación sino a la servil y precaria condición de jornalero? 
Ilustradle, pues, en las primeras letras, y refundid en ellas todas la educación que conviene a su clase. Ellas serán entonces la verdadera educación popular. Abridle así la entrada a las profesiones industriosas y ponedle en los senderos de la virtud y de la fortuna. Educadle y, dándole así un derecho a la felicidad, labraréis vuestra gloria y la de vuestra patria. 

G.M. de JOVELLANOS, Memorias sobre la instrucción pública, 1782. 

Causas del atraso científico. Benito Jerónimo Feijoo

No es una sola, señor mío, la causa de los cortísimos progresos de los españoles en las facultades expresadas, sino muchas, y tales, que aunque cada uno por sí sóla haría poco daño, el complejo de todas forman un obstáculo casi absolutamente invencible. 
La primera es el corto alcance de algunos de nuestros de profesores. Hay una especide de ignorantes perdurables, precisados a saber siempre poco, no por otro razón, sino porque piensan que no hay más que saber que aquello poco que saben. Basta nombrar la nueva filosofía, para conmover a éstos el estómago. Apenas pueden oír sin mofa y carcajada el nombre de Descartes. Y si les preguntan qué dijo Descartes, o qué opiniones nuevas propuso al mundo, no saben ni tienen qué responder. 
La segunda es la preocupación que reina en España contra toda novedad. Dicen muchos, que basta en las doctrinas el título de nuevas para reprobarlas, por que las las novedades en punto de doctrina son sospechos.

Feijoo, 1760

Tratado de Utrecht entre España y Gran Bretaña.

 Artículo 2. Siendo cierto que la guerra que felizmente se acaba por esta paz, se empezó y se ha continuado tantos años con suma fuerza, inmensos gastos y casi infinito número de muertes por el gran peligro que amenazaba a la libertad y salud de toda la Europa la estrecha unión de los Reinos de España y Francia, y queriendo arrancar del ánimo de los hombres el cuidado y sospecha de esta unión, y establecer la paz y tranquilidad del orbe cristiano con el justo equilibrio de las potencias [que es el mejor y más sólido fundamento de una amistad recíproca y paz durable], han convenido así el Rey Católico como el Cristianísimo en prevenir con las más justas cautelas que nunca puedan los Reinos de España y Francia unirse bajo de un mismo dominio, ni ser uno mismo Rey de ambas Monarquías. 

Artículo 10. El Rey Católico, por sí y por sus herederos y sucesores, cede por este tratado a la Corona de la Gran Bretaña la plena y entera propiedad de la ciudad y castillo de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensa y fortalezas que le pertenecen [...]. 

Artículo 11. El Rey Católico, por sí y por sus herederos y sucesores, cede también a la Corona de la Gran Bretaña toda la isla de Menorca [...].

rtículo 12. El Rey Católico da y concede a Su Majestad Británica y a la compañía de vasallos suyos formada para este fin la facultad para introducir negros en diversas partes de los dominios de Su Majestad Católica en América, que vulgarmente se llama asiento de negros; el cual se les concede con exclusión de los españoles y de otros cualesquiera por espacio de treinta años continuos [...].

Tratado de paz entre la Corona de España y la de Gran Bretaña, firmado en Utrecht el 13-VII-1713

ANÁLISIS

Mientras la guerra continuaba en la Península, se desarrollaban en Londres negociaciones para alcanzar un acuerdo ya que la situación internacional había cambiado al morir el emperador austriaco José I y sucederle en el trono el archiduque Carlos. Esto implicaba que si Carlos recibía la herencia española su imperio sería formidable y rompería el equilibrio europeo. Por ello Gran Bretaña y Holanda retiraron su apoyo al candidato austriaco y se avinieron a negociar con Francia y España. Se alcanzó un acuerdo en Utrecht en 1713.
La paz de Utrecht fue un conjunto de once tratados en los que se regulaba la sucesión española, y también muchas otras cuestiones. Las principales decisiones que se tomaron fueron estas: Felipe V era reconocido como rey de España a cambio de su renuncia a los derechos al trono francés. España perdía los Países Bajos, Milán, Nápoles y Cerdeña, que pasaban al emperador Carlos, y Sicilia, que pasaba a Saboya; además Portugal ampliaba su territorio brasileño a costa de España hacía el Mar de la Plata, donde fundó la colonia de Sacramento.
Gran Bretaña mantenía la posesión de Menorca y Gibraltar, ocupados durante la guerra, y obtenía dos importantes concesiones comerciales: el llamado asiento de negros, por el que España le reconocía el monopolio para introducir esclavos africanos en América durante treinta años, y el navío de permiso, es decir, la posibilidad de enviar cada año un barco cargado de mercancías para venderlas en América.

La introducción de esclavos negros en la América española por los británicos


Una de las consecuencias del Tratado de Utrecht fue el permiso que España concedió a Gran Bretaña para introducir esclavos negros en las posesiones españolas en América.

(...) deseando entrar en esta dependencia la Reyna de la Gran Bretaña, y en su nombre la Compañía de Inglaterra (...)  He venido, por mi Real Decreto de doce de este presente mes (marzo de 1713), en admitir y aprobar las expresadas quarenta y dos condiciones contenidas en el citado pliego, en la forma que abaxo irán expuestas, (...)

Primeramente: (...) ofrece y se obliga su Magestad Británica por las personas, que nombrará y señalará para que corran y se encarguen de introducir en las Indias Occidentales de la América pertenecientes á su Magestad Católica, en el tiempo de los dichos treinta años, (...) es á saber, ciento quarenta y quatro mil negros, piezas de Indias, de ambos sexós, y de todas edades, á razon en cada uno de los dichos treinta años de quatro mil y ocho cientos negros, piezas de Indias: con calidad que las personas que pasaren á las Indias á cuidar de las dependencias del Asiento, eviten todo escándalo, porque si los dieren serán procesados y castigados  (...)

Que por cada negro, pieza de Indias, de la medida regular de siete quartas, no siendo viejos, ni con defectos, segun lo practicado y establecido hasta aqui en las Indias, pagarán los Asentistas treinta y tres pesos escudos de plata, y un tercio de otro en cuya cantidad se han de entender y serán compreendidos todos y quelesquier derechos así de alcabala, sisa, unión de armas, boquerón, como otros qualesquiera de entrega y regalía, que estubiesen impuestos, ó en adelante se impusieren, pertenecientes á su Magestad Católica, sin que se pueda pedir otra cosa: y que si algunos se cobrasen por los Gobernadores, Oficiales Reales, ú otros Ministros, se hayan de abonar á los Asentistas en cuenta de los derechos que hubieren de pagar á su Magestad Católica de los dichos treinta y tres pesos escudos de plata, y un tercio de otro, en virtud de testimonio auténtico, el qual no ha de poder negar ningún escribano, á cuyo fin se ha de expedir Cédula general en la más amplia forma (...)

Que los dichos Asentistas anticiparán á su Magestad Católica, para ocurrir á las urgencias de su Corona, doscientos mil pesos escudos, (...) Que los dichos Asentistas han de tener la facultad, (...) que si reconociesen ser necesario para el beneficio de su Magestad Católica y de sus vasallos el introducir mas número de negros, lo han de poder executar (...)  Que los dichos Asentistas han de tener la libertad de emplear en este tráfico, para la conducción de sus armazones, los navíos propios de su Magestad Britanica, y de sus vasallos, ó de otros que pertenezcan á los de su Magestad Católica, pagandoles sus fletes, y con la voluntad de sus dueños, tripulados de marinería inglesa, ó española, á su elección; [...]. 

(Recogido por JOSÉ LUIS GÓMEZ ORDÁÑEZ en Historia de España, ed. Labor) 


El ejército y el "miedo" de la revolución de 1848.

La sociedad iba a hundirse en el abismo y el ejército la preserva. La civilización iba a desaparecer bajo las huellas de un proletarismo bárbaro y el ejército la rehabilita. Esta institución tan calumniada, esa columna, esa columna que sostiene el poder absoluto, ese instrumento ciego de la arbitrariedad, ese formidable enemigo de las Luces, es el único apoyo con que cuenta la libertad verdadera; es la única garantía de la propiedad; es la única esperanza del orden público; es, en una palabra, la salvación de todo lo que habían creado y fecundado los trabajos, la ciencia y las tradiciones de siglos. 

La revista militar, 25 de julio de 1848.


TEST PARA REPASAR LOS HECHOS HISTÓRICOS BÁSICOS DE LA EVAU DE HISTORIA DE ESPAÑA

Accede al cuestionario-Test pinchando sobre la imagen. Puedes realizar las veces que quieras para mejorar tus resultados. 


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