Es conocido que los contenidos escolares no son materia prima pura y cristalina, más bien se trataría de unos productos elaborados resultado de un proceso donde intervienen, desde diferentes intereses, múltiples agentes recontextualizadores como son el Estado, el mercado de libros de texto o los propios profesores.
El profesor de historia, afirma Raimundo Cuesta, debe considerar el pasado como una realidad plástica, un libro abierto en permanente construcción desde diferentes miradas y experiencias sociales. El pasado está siempre por descubrir y esa dimensión fluyente del pasado y su recuerdo representa una parte muy sustancial del valor educativo de la historia. Por ello, quizá es conveniente revisar constantemente nuestros materiales de trabajo, nuestra selección de textos, la historia en construcción que diría Pierre Vilar.
En plena revisión de textos de historia de España para la EvAU me encuentro con una paradoja que he considerado interesante compartir. Muchos observamos la preponderancia de "lo político" en la visión de la historia de España, la vertebración monárquica del currículo y los silencios en relación con la historia de la mujer.
Desde hace ya más de una década el paradigma de la historia social ha perdido peso, tanto a nivel de investigación como de historia escolar, su protagonismo en los distintos temas se reduce, así como los ejercicios prácticos quedan en un lugar secundario frente a constituciones, manifiestos o decretos. Puede resultar un buen ejercicio revisar nuestras antologías y transitar desde y con los clásicos fragmentos heredados de nuestros profesores hacia las demandas de cambio socio-cultural de nuestro presente. En síntesis, educar para una mirada crítica que permita vislumbrar nuevos horizontes de igualdad implica renovar el prisma de nuestro retrovisor. Dejo un ejemplo extraído de un texto clásico de la historia social del movimiento obrero que nos permite nuevas miradas hacia la historia de género.
EJEMPLO
PROTESTA
DE LOS DELEGADOS DEL SEGUNDO CONGRESO DE LA REGIÓN ESPAÑOLA DE LA AIT EN
ZARAGOZA (SELECCIÓN TEXTOS EvAU en CLM)
Los firmantes, delegados por las
federaciones locales de la región española de la Asociación Internacional de Trabajadores
para constituir en Zaragoza el segundo Congreso obrero de la región. Protestan solemnemente,
en nombre de todos los trabajadores asociados en España y a la faz del mundo,
del brutal y escandaloso atropello de que han sido víctimas. Dos días después
de celebrarse con toda libertad las elecciones para el Congreso burgués, donde
han de debatirse las contiendas de nuestros explotadores, no contentos con el
despojo, apelan a la represión y a la violencia, atropellando esas mismas leyes
que ellos mismos han hecho, y disuelven por la fuerza bruta el Congreso obrero
donde debían tratarse las cuestiones relativas al trabajo y la organización de
los trabajadores.
En el primero, es decir, en las Cortes o
Congreso de los Diputados, va a organizarse la expoliación y reglamentarse la
injusticia. En el segundo, además de los asuntos de la Asociación, tenían que
estudiarse los problemas
económico-sociales que agitan y preocupan
a todos los hombres de conciencia (…).
Zaragoza, 8 de abril de
1872
Clara E. Lida: Antecedentes y desarrollo del movimiento obrero español (1835-1888). Textos y documentos. Siglo XXI, Madrid, 1973.
Clara E. Lida: Antecedentes y desarrollo del movimiento obrero español (1835-1888). Textos y documentos. Siglo XXI, Madrid, 1973.
PROPUESTA.
ACUERDOS TOMADOS POR EL SEGUNDO CONGRESO OBRERO DE LA REGIÓN ESPAÑOLA, CELEBRADO EN ZARAGOZA DEL 4 AL 11 DE ABRIL DE 1872.
VII
Emancipación de la mujer de todo trabajo que no sea doméstico.
El Congreso aprobó el dictamen del Consejo federal en que se manifiesta que dicha proposición es hija de una preocupación que está inspirada en un sentimentalismo tradicional que debe desaparecer.
Se afirma, además, que la mujer es un ser libre e inteligente, y por lo tanto, responsable de sus actos, lo mismo que el hombre;
Que para garantizarla esta libertad y poner a la misma en condiciones de practicarla no hay más remedio que el trabajo. Lo contrario es someterla a la estrechez de hogar doméstico y a la tiranía del hombre.
Por lo tanto.
La tendencia de los internacionales debe ser hacerla entrar en el movimiento obrero, a fin de que contribuya a la obra común, la emancipación del proletariado; porque así como en la organización social presente no hay diferencia de sexo ante la explotación, tampoco debe haberla ante la justicia.
Clara E. Lida: Antecedentes y desarrollo del movimiento obrero español (1835-1888). Textos y documentos. Siglo XXI, Madrid, 1973.
Clara E. Lida: Antecedentes y desarrollo del movimiento obrero español (1835-1888). Textos y documentos. Siglo XXI, Madrid, 1973.
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